jueves, 8 de agosto de 2013

simbiosis

Conté las líneas de su caparazón.
Aquella tortuga negra me miró solo un instante, y su contacto me obsequió la antigüedad.
Dentro de mis párpados, desfilaban los orbes. Increíbles sus andares por la arquitectura estelar.

Impecable el diseño de la coraza. Me atreví a recordar, como si fuera la única vez que pudiera ver aquellos quásares que se esconden en el limite del universo observable, el entramado que, muy bien percibí, estaba hecho de todos los alientos que alguna vez el viento sintió.

Me desnudó de tiempo y me vistió de humanidad cuando atravesó y se pausó
13 eran las cumbres que me dejó ver
13 los retos que debo enfrentar
13 montañas, que debo subir, para poder tocarla.

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