martes, 12 de mayo de 2009

el ruido de la cucharita de té revolviendo el azúcar,
los colectivos en otoño, cuando las narices frías van pegadas a la ventana y los lagrimales parecen estar esperando siempre
es una pura noche de bufandas
de aliento formando nubes
cuesta tanto oir a los pájaros cantar por la mañana
y la rutina es algo que consume a la espontaneidad del espiritu
quizás las vocinas se hayan multiplicado
pero yo no las escucho, dentro de mi burbuja de aire
quizás allí no lleguen los sonidos
a veces tengo que naufragar entre el océanos de palabras que me ofrecen en este mundo
buscando una nueva isla
a veces estar en casa se torna demasiado desolado
y la gente se cubre con paraguas de los copitos de cristal
que se deslizan por mis mejillas
y cubren mi pelo de brillitos
cuando lo siento entre mis labios es inevitable suspirar
los barquitos de papel pueden navegar entre los cordones
con nuestros soplos, como el viento entre las olas
pero la gente ya no construye barquitos
algunos árboles todavía tienen hojas verdes
y como a las 7:30 de la noche se ve el contraste con el azul del cielo
con un poco de música las cosas son mucho más hermosas
pero a todos nos gustan cosas tan distintas...
pequeños instantes de felicidad que nos asombran cuando el mundo parece estar dentro de una cajita musical

el otoño es tan melancólico, triste, y hermoso
como una cajita musical

1 comentario:

orne dijo...

que lindo, me gusto mucho.
vi una rata en la terraza, a mi
no me cagan ...
te espero el viernes...
te espero el viernes?...