domingo, 3 de mayo de 2009

una vez

quién pudiera domesticar el ávido deseo del amor
mis sonrisas se encuentran entre los hilos del viento

ante mi estás moviendo tu alma
siento abismarnos entre latitudes místicas
abrasando las frías aguas de la fantasía
convirtiéndolas en el espurioso fuego de nuestra imprudencia

será tu imagen mi sórdido secreto
el apego de mi devoción

entre el sulfuro de tus labios
mi ambrosía
mi néctar
mi vertiginoso viaje

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