martes, 7 de junio de 2016

Cada vez que mi corazón explota,
fragmentos de cristal se esparcen por el aire,
volando hacia el cosmos,
provocando ondas en la superficie del mar,
escondido entre la arena como un tesoro,
fue a parar uno a nido de aves
otro en el regazo de un rosal
algunos olvidados con el viento,
qué se yo dónde están?!

Lo bueno de morir es saber, que algo nuevo va a nacer,
otra semilla vendrá,
a germinar más cristales en el alma,
y quizás alguna vez alguno sea tan fuerte cual diamante
y ni el tiempo ni la lava
lo pueda romper.

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